- Y dime muerte, ¿Por qué yo?
- Porque sí.
- ¿Y por qué no otro vecino de la ciudad?
- Egoísta.
- Muerte, te ves cansada ¿Esa es la razón para descansar en mi puerta?
- No, no sé.
- Vete y continúa tu camino, todavía estoy viche.
- Lo dudo.
- No, no me mires así, que asustas.
- Qué pena, a todos los asusto.
- Muerte, te dejo sola, piénsalo, voy al baile.
- Aquí te espero.