Soñar es tan descabellado como no soñar, es un asunto de locos, de íntima locura, dijo el psiquiatra. Eso lo he sabido desde niño, le dijo el paciente, porque todas las noches ahorcaba a dos vecinos, y cuando no podía soñar los enterraba en el patio. Desde la infancia le suplico a Dios o al Diablo un solo sueño por cada noche. Estoy esperando la respuesta de cualquiera de los dos.
