Bertilda: El silencio es una ostra.
Angarita: ¿Una qué?
Bertilda: ¡Comida!
Angarita: ¡Carajo! Bertilda, nunca lo imaginé así.
Bertilda: Seguramente tu imaginación no quiso.
Angarita: ¿El silencio vive en todas partes como el aire?
Bertilda: Sí.
Angarita: ¿Entonces lo tengo en mis pulmones?
Bertilda: Como el mar en la tierra.
Angarita: ¿Y también lo tengo en mis ojos?
Bertilda: Sí, también en los ojos.
Angarita: ¿Nada más?
Bertilda: ¿Quieres más?
Angarita: Sí.
Bertilda: Búscalo en los libros.