-Los analfabetos tienen que cuidar su lenguaje enciclopédico.
-La desnudez es otro premio gratis de la naturaleza.
-Si te mueres, no te alarmes. Es la costumbre.
-Qué imprudencia la mía, exponer en la sala de casa la fotografía de mi niñez.
-No sea iluso ¡Traer hijos a este mundo es condenarlos a vivir en un manicomio!
– ¿Qué haces tú si tu amada mujer se enamora de Duque?
-Hablar de política como un experto escamotea la verdad de todos.
-El verdugo de los pobres siempre es un político.
-Los pobres también se preparan toda la vida para ser pobres.
-Si dejas que las ratas de la política entren a tu cabeza, la única opción que te queda, es el corte de franela. ¡Uf, qué suicidio!
– ¿Y si la tierra después de tanto tiempo en el aire, cae sobre la tierra?
-No le tema al miedo. Es solo una palabra acompañando una frase.
-Cuando uno se cae es porque la tierra, mientras da la última vuelta, ha tropezado con un gato.
-La muerte es terrible porque es inmortal.
-Entre nosotros el silencio es imprudente, pero no imbécil.
-Cada quien puede opinar y actuar como quiera, siempre y cuando su pensamiento y actuación no sean los de un niño domado.
– La brevedad no es una moda ni una formula literaria; es más bien una marca existencial, inicio y llegada, fascinación de la síntesis.
-Un libro, aunque no lo abras seguirá siendo útil.
-No seré el mismo ante el acto final de la muerte.
-Para Uribe y los uribistas, creer en el Diablo es subversivo.
-Yo no busco reconocimientos, busco que me lean.
-Si ser un demócrata irremediable es ser de izquierda, entonces no soy de izquierda.
– ¿Qué tan rudo es el sujeto que golpea a una mujer? Es tan niño, que hombre no es.