La palabra amor es esquiva, no a todo el mundo le funciona. Ella no espera que la busquen con afán, sale sola bajo el sol o bajo las sombras de la noche a buscar parejas, de cualquier color o sudor; va a fiestas, matrimonios, a bailes de carnaval a pescar enamorados; cuando los encuentra se queda observándolos ensimismada, fija su mirada en los labios, en los ojos, las cejas, las manos, el cuerpo, y se marcha en silencio, tal como llegó. Lo hace sin ruido y algo feliz.
El amor no lo es todo todavía, piensa, es un pedacito de cielo en la vida de las gentes, y no es como el oro, que lo es todo en la vida. El amor todavía sigue siendo una calamidad.