He aprendido también a nombrarlo,
Y confieso que lo he convencido para el suicidio,
A veces ríe porque tiene que reír
Y otras veces es indiferente al llamado de una voz triste,
Lo he visto zambullirse en el vacío,
Lo he presentido en una letra,
Pero camina las calles altivo y sin fe.
Y la O es el vacío y la P el quite,
La gente lo ve y no le dice nada.
La última vez que nos detuvimos fue para saludarnos,
Adiós le dije y adiós me dijo.
Y adiós me dijo.