La escuela

Sabrás que éramos muchos en el curso,

Un montón de huesos sin sentido,

Éramos estadio.

Nadie sabía nada

Y el cielo lo sabía todo con su alegría oscura.

Nos atraía la nada desde todas las esquinas del mundo,

Era tan dulce la nada

Que acabamos amándola como lo hacen los hombres con las mujeres

Con pasión desbordada.

Así era de suave nuestra vida,

Tan infinita y cómica.

A nadie inquietaba la desmesura del tiempo,

A nadie la importaba quienes eran

Los que hacían temblar los pupitres.

El infierno era el paraíso.

Así asaltábamos el día hasta que el asombro

Dejaba caer la belleza en medio de las ruinas del grado.

Yo cerré la puerta de la nada,

Era el último de la fila,

Siempre voy detrás de la luna.

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