El chico era virgen, un hombre con apariencia de no haber cruzado nunca los dieciocho años, un mecánico de bicicletas. Mejor, un maquinista, alguien muy inquieto en su área de trabajo y hambriento de conocimientos extracurriculares. Por esa razón cuando la mujer bañada en el doble de años que él, se le insinuó, no supo cómo decirle que no y la aceptó sin escamotear sus deseos sexuales. Tiempo después lograron llegar al cuarto de alquiler del motel. Se desvistieron y él lo hizo sin ninguna clase de vergüenza, como si estuviera solo en el baño. Y enseguida le ordenó a la mujer: abra las piernas, por favor, quiero conocer el funcionamiento de su máquina, no se mueva.
