Descalza parece una loba inocente,
El olor a miel que viene de sus instintos
Invade mis sentidos,
Ha dejado el traje en la cama,
Sonríe y saluda,
Está dispuesta a olvidar todo,
Los desencuentros y las horas de olvido,
Los deberes de cama también,
Se mueve sin meterse en la gravedad del descuido,
Sabe de las razones de la carne
A pesar de la tristeza del cubrecama,
Se piensa atractiva y juguetona como la gata del barrio,
Se siente segura
Y apura un monologo interminable.
Abre las piernas para provocar el deseo,
Juega a la inocencia bíblica de Eva.
En el exterior del cuarto la noche grita desesperada,
Alguien en la cuadra ronronea una guitarra
Que llora inconsolable.