Sabrás que éramos muchos en el curso,
Un montón de huesos sin sentido,
Éramos estadio.
Nadie sabía nada
Y el cielo lo sabía todo con su alegría oscura.
Nos atraía la nada desde todas las esquinas del mundo,
Era tan bella que acabamos amándola
Como lo hacen los hombres con las mujeres,
Con pasión asesina.
Así era de suave nuestra vida,
Tan infinita y cómica.
A nadie inquietaba la desmesura del tiempo,
A nadie la importaba quienes eran
Los que hacían temblar los pupitres.
El infierno era el paraíso.
Así asaltábamos el día hasta que el asombro
Dejó caer la belleza en medio de las ruinas del grado.
Yo cerré la puerta de la nada,
Era el último de la fila,
Siempre voy detrás de la luna.